quarta-feira, 11 de setembro de 2013

SACRIFICIO Y ABNEGACIÓN

Dios consuela a los humildes y da fuerza a los afligidos que se la piden. Su poder cubre la tierra, y en todas partes al lado de una lágrima, hay un bálsamo que consuela. El sacrificio y la abnegación son una continua oración y encierran una enseñanza profunda: la sabiduría humana reside en esas dos palabras. Que todos los espíritus que sufren puedan comprender esta verdad, en vez de clamar contra los dolores y los sufrimientos morales que son vuestro lote en la tierra. Tomad, pues, por divisa, estas dos palabras: "sacrificio y abnegación", y seréis fuertes, porque ellas resumen todos los deberes que imponen la caridad y la humildad. El sentimiento del deber cumplido os dará el reposo del espíritu y la resignación. El corazón late mejor, el alma se calma y el cuerpo no desfallece: porque el cuerpo sufre tanto más cuanto el espíritu está más profundamente herido. 

- El Espíritu de Verdad. 
Havre, 1863.


Extraído del Capítulo VI - El Cristo consolador - de "El Evangelio según el Espiritismo" - Allan Kardec.

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